Son tiempos para vivir en común-unión. (Comunión)

25 Mar, 2022

Categorías: Vida y gente

En muchas oportunidades hemos escuchado que cada ser humano es “único e irrepetible”, o en una expresión un poco más popular y musical se dice que: “cada cabeza es un mundo”.

Y ambas aseveraciones no se alejan de la realidad, pues el ser humano tiene dos componentes que son fundamentales y que hacen que tenga un estructura única, muy personal, muy propia, pero que también lo invitan a hacer parte activa de una sociedad en la que la dinámica le permite conocer y ser conocido, le permite compartir expresando con libertad su pensamiento, pero nutriéndose, en igual medida, del pensamiento del otro.

Estos dos componentes son: la igualdad y la diversidad.

Con la igualdad me refiero a que todos los seres humanos están ubicados en un puesto importante dentro de la dinámica social, teniendo igualdad de derechos, pero poseyendo también igualdad en deberes; son iguales por naturaleza, cuentan con un reconocimiento como seres libres que merecen todo el respeto por parte de sus congéneres.

Son iguales por ser.

Pero encontramos el segundo elemento: la diversidad. Y es un aspecto que reviste gran importancia pues en él radica la fuerza del quehacer diario del ser humano; en la diversidad está el soporte fundamental de la dinámica social, pues esta, la diversidad, se refiere a los talentos, sueños, proyectos y dones que posee cada individuo. Este grupo de características es diferente en cada uno de los seres humanos, y es allí donde radica la fuerza, el soporte fundamental.

No es bueno que el hombre esté solo. Esta sentencia sagrada tiene mucho sentido pues el hombre está hecho para vivir en común-unión(comunión), en comunidad, el ser humano ha sido creado para vivir intensamente su diversidad, ha sido creado para donarse y tener la capacidad de recibir una ayuda en un momento determinado; el ser humano ha sido creado para descubrir en el otro ese ser que plenifica su vida, que le da sentido a su existencia, que se ha de convertir en ese compañero de viaje que lo animará en los momentos de desaliento y extenderá la mano al momento de la caída, y que gozará y disfrutará de los triunfos y los logros obtenidos. Un dicho popular nos enseña que quien camina solo llega más rápido, pero quien camina acompañado llega más lejos.

El vivir en comunidad le permite al ser humano no ser arrebatado por el narcisismo, es decir, no le permite mirarse a él como el centro del universo en una actitud vanidosa, casi enfermiza, de autorreconocerse y autoidolatrarse, cayendo en el más profundo egoísmo, en un egocentrismo que lo aleja de los demás y no le permite gozar del placer de convivir, de descubrir en el otro una persona inmensamente valiosa que puede, desde todo punto de vista, aportar cosas maravillosas a la vida de quien permite con total humildad un encuentro fraterno entre iguales.

La común-unión (comunión) conduce al individuo a descubrirse y a descubrir su esencia como un ser que necesita de la mirada, la palabra, la caricia, el detalle del otro con el fin de sentirse cocreador del universo, de sentirse coprotagonista de la dinámica universal, una dinámica que lo invita a acercarse como especie humana y tratar, desde un marco de profundo respeto, de no permitir que esta desaparezca.

Entender el sentido de vivir en familia, en comunidad, libera al ser humano del egoísmo, del individualismo, del egocentrismo; y lo libera porque no deja que estas actitudes nocivas lo lleven a lo más profundo del pozo de la tristeza y de la desesperanza, por el contrario, le permite verse diferente al otro, deja que se sienta limitado y muy humano con el fin de buscar con ansias el complemento siempre necesario de la otra persona.

Vivir al “otro” desde el propio reconocimiento como ser humano necesitado, permitirá que cada persona tenga una experiencia plena, pues el vivir la común-unión (comunión) la despojará de actitudes que dividen y que la alejan, llevándola, por el contrario, a entender que el acercarse, el hacer buenas migas con los demás, la hacen más humana, solidaria e inmensamente sensible.

Marcelo Palacio Bermúdez.
Área Comercial. NAZARENO, Servicios para la vida.

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