En una celebración eucarística exequial tuve la ocasión de escuchar unas palabras, por parte del Ministro que presidía, que me llamaron poderosamente la atención y llegaron a lo más profundo de mi corazón. Aquella tarde el sacerdote le dijo lo siguiente a los familiares de una mujer noble y buena que había partido: “cuando te pregunten: ¿cómo se llamaba tu mamá? responde: ¿se llamaba? No, ¡se llama!

Y esto suele pasar. En un momento de profundo dolor nos pueden preguntar: ¿cómo se llamaba tu papá, o tu esposa, o tu esposo, o tu hermano, o tu hijo…? y la respuesta, desde nuestro sentir, debería ser la misma: no se llamaba… ¡se llama!; pues nuestros seres amados, aquellos que han partido, siguen vivos en nuestro corazón, porque son muchos los lugares, las canciones, los instantes que nos los traen a la memoria; siguen vivos porque muy dentro de nosotros reposan sus sonrisas, sus consejos, sus regaños, todo su amor.

En el portal ABC Bienestar.com encontramos: “Recordar con amor a nuestros seres queridos confiere de una calidez especial a nuestro corazón. Nos permite seguir sintiéndolos cerca, sentir que tuvo un sentido su existencia y que depositaron aquí semillas que siguen germinando en nosotros”
Recordar a nuestros seres queridos es cultivar el amor para que este se transforme, se fortalezca y permanezca siempre fresco y lleno de calor y color.

Recordar a nuestros seres queridos es expresarles todo nuestro respeto y reconocimiento, ese respeto y ese reconocimiento que recibimos de ellos; recordarlos es expresarles todo ese amor que, si somos justos y honestos, fue concedido con total generosidad y esmero por parte de ellos para que nuestra existencia tuviera sentido y para que lo tomáramos como legado con el fin de convertirnos en sembradores de esperanza y consuelo para quienes llegan a nosotros agobiados por el dolor, la tristeza y el cansancio.
¿Cómo se llamaba tu…? ¡No señor, se llama!, y sigue vivo, más vivo que nunca.

Un abrazo para todos.

Por: Marcelo Palacio Bermúdez
Director comercial NAZARENO, Servicios para la vida.